martes, 30 de abril de 2013

“Nuevas formas de vida descubiertas en fumarolas oceánicas
Una nueva "fumarola negra" (una chimenea submarina mineral que emite corrientes calientes de agua oscurecida por su contenido en hierro) ha sido descubierta a casi 2.600 metros de profundidad por una expedición que exploraba el fondo del Océano Pacífico frente a Costa Rica.
Los investigadores escogieron este nombre para destacar la presencia en ese sitio de una forma rosada única de las medusas Stauromedusae.
La medusa con forma de campana vista en las cercanías de las fumarolas puede pertenecer a una nueva especie, porque nadie nunca antes las había visto de ese color.
Por regla general, las Stauromedusae se encuentran bastante lejos de las fumarolas hidrotermales de altas temperaturas, donde las corrientes resultan un poco más frescas.
Cada nueva ubicación de fumarolas tiene el potencial de brindar nuevos descubrimientos en las interacciones entre las rocas calientes bajo la superficie del fondo marino, así como los fluidos que interactúan con esas rocas y el agua, además de poder revelar también ricos ecosistemas que dependen de los procesos que se desencadenan en las fumarolas. Este descubrimiento es relevante para el avance del conocimiento sobre el origen de la corteza de nuestro planeta, su evolución en el tiempo, y cómo los organismos son capaces de adaptarse a condiciones ambientales extremas.
Jason II, un vehículo robótico guiado por control remoto y equipado con cámara, que los científicos están empleando para sondear el campo de fumarolas, registró temperaturas del agua de 330 grados centígrados en la boca de una de las fumarolas. El robot, capaz de recolectar especímenes biológicos con la ayuda de los brazos mecánicos que emplea para recoger muestras de rocas, ha aportado muestras de mejillones del área de las fumarolas.
Casi cada nueva fumarola es diferente. Cada una tiene una química distinta y ecosistemas con diferencias, y eso ayuda a los científicos a comprender los procesos que están desarrollándose en la corteza oceánica. Cada fumarola aporta una pieza nueva del rompecabezas. Se han encontrado más de 500 nuevas especies en las f
umarolas oceánicas, desde que éstas fueron descubiertas por primera vez en 1977.