domingo, 17 de junio de 2012

"Una analogía que relaciona los intercambios de las casas del Delta con los que realizan las células".




“La vida de los López”

 Los integrantes de la familia López, hacen más o menos lo mismo que cualquiera de nosotros: se des­piertan, comen, realizan actividades, compran cosas, juegan, limpian y acomodan la casa, miran la tele, duermen, etc. Pero hay una diferencia: su casa queda en el Delta del río Paraná.

  Viven al lado del río, y la cuestión es que, al salir de su casa, en vez de encontrarse con calles o avenidas, ¡hay agua! Un río que por su zona es angosto y está bastante ramifi­cado; pero, por lo que se sabe, un poco más lejos se ensancha, cambia el recorrido, se une con otras ra­mas... Pero, bueno, como les estaba contando, hay algunas cosas que, con el río como medio, son distintas a las que ocurren en la ciudad. ¿Cómo qué? Por ejemplo, esto de salir a comprar la cena a las 9 menos cuarto, “antes de que cierre el super”, no es posible. Lo que habitualmente ocurre, es que le compran la comida a la lancha almacén, que pasa periódicamente por el río. Esta lancha puede atracar en el muelle, y descargar algo de la mercadería que lleva. Si no trae mucho y no hay para elegir, por lo menos deja algo, y con eso “van tirando”, hasta que venga la próxima. (¡Igual siempre tienen algo almacenado!)

  Otra cosa que es diferente, es el suministro de gas. En muchos lugares, lo que ocurre es que el gas llega a las casas por tuberías, y los artefactos que funcionan con gas están conectados a ésta. Entonces, mientras que la empresa no corte el gas, ese combustible siempre está disponible para su uso en calefo­nes, estufas, hornos, etc. Sin embargo, en la casa de los López, que viven en el Delta del Paraná (como en tantos otros lados) el gas que se utiliza viene envasado en garrafas. ¿Y cómo llegan las garrafas hasta su casa? De la misma manera que la comida: gracias al río. El sistema es parecido al que seguro usa el sodero por tu casa: viene, te deja unos sifones y se lleva otros. En el caso de las casas del delta, la lan­cha del gas descarga las garrafas, listas para usar, y se lleva las garrafas usadas. Cuando consumen el gas de las garrafas antes de que llegue el repuesto, o hay menos cantidad de la que necesitarían, se les complica un poco la existencia…

  Hay muchas situaciones que diferencian la vida en el delta y en la ciudad, pero hay otra que es clave: el tema de la basura. Todas las casas, de cualquier lado, producen desechos; y todos “se los sacan de en­cima”, en eso, los López no son la excepción. Una posibilidad es embolsarlos y subirlos a la lancha que pasa hacia el puerto; porque, al igual que en otros lados, no es recomendable amontonar la basura. En ocasiones, la lancha no pasa, y no queda otra que ir juntando las bolsas de desechos hasta que se los lle­ven, aunque algunos utilizan la vía fácil: directamente la tiran al río.

Como habrán visto, provisiones, gas, desechos, todo; todo lo que llega a estas casas y lo que se va de ellas, siempre lo hace circulando a través del río.